miércoles, 27 de febrero de 2013

Brujas disfrazadas de princesa


Ya no tenemos edad para creer en cuentos con final feliz, ni en príncipes ni princesas que viven en palacios y viven felices y comen perdices. Ya tenemos la suficiente experiencia en la vida. O sí.
Quizás sí existen príncipes y princesas, e incluso hadas madrinas. De éste último estoy completamente segura. Quizás sólo haya que saber diferenciar entre princesas y brujas disfrazadas de princesa.  Y tengo mi teoría para esto.
Dejar claro que princesas hay muy pocas; y brujas, demasiadas. Pero son fáciles de diferenciar; sólo hay que tratar con ellas para reconocerlas. Principalmente, las brujas, aún ocultas bajo un vestido deslumbrante y una cara bonita, no pueden ocultar esa tipica berruga en la punta de la nariz. Eso es lo primero que nos advierte de que no son de fiar. Luego, con simples conversaciones, ya nos percatamos también de que no nos harán bien en nuestra vida, que no nos traeran más que una manzana envenenada y problemas; problemas, por supuesto, evitables, ya sabiendo todo esto. Y por otro lado, esas auténticas princesas, que sólo con verlas ya te hacen sentir agusto con su presencia, que te generan confianza, y alegría. Tienen esa cara dulce e inocente, típica de princesa de cuento. Y ya no es sólo la apariencia, sino lo que te demuestran con el tiempo, pues siempre estarán ahí, para alegrarte un día, para escucharte y seguir teniendo esa sonrisa que te dice entre dientes: "No te preocupes, estoy aquí, todo va a ir bien". Como he dicho, princeas hay pocas, pero existen, y orgulloso debe sentirse quien se cruce con una de ellas.
En cuanto a las hadas madrinas, todos tenemos una. Y aparecen en el momento oportuno, cuando las necesitamos, aparecen, ofreciéndonos llaves de puertas que no podíamos abrir, porque anteriormente habíamos tirado la llave, sin saber que posiblemente más tarde nos podría hacer falta. Pero ella está ahí, para recoger cada llave que tiramos, y ofrecernosla cuando la pedimos.
Existen los finales felices. Sólo tenemos que escribirlos. Albert Espinosa decía en un libro: "Cree en los sueños, y ellos se crearán". Otra persona importante en mi cuento (cada persona tiene su  cuento, y los personajes que quiere que estén en él), un poeta, que me dijo un día: "Hasta que el protagonista muera". El protagonista nunca desaparece de un cuento, porque sino, el cuento se acaba, y recordemos que siempre buscamos el final feliz. De los cuentos, únicamente desaparecen las brujas, los malos personajes, que son desterrados del cuento (sin oportunidad de volver), por el protagonista, claro está, pues es el héroe de la historia; el que consigue el final feliz del cuento. Siendo feliz él, y siendo felices, por consiguiente, el resto de personajes buenos.  Todo metafóricamente hablando.
En mi cuento, ya sé a qué personajes quiero a mi lado.  :)